Después de mucho esfuerzo y una larga persecución, acabas por alcanzar a la persona a la que seguías. Te invade un sentimiento de satisfacción cuando ves los guantes rojos que lleva el hombre. No ibas tras un espejismo, sino que se trata de quien buscabas desde el principio. Lo acorralas en un estrecho callejón, disimulando tu aproximación gracias a la niebla y la torrencial lluvia. Junto al hombre hay varias personas más; ¿se tratará de una reunión? Para tu sorpresa, lanza una mirada inexpresiva en tu dirección. En ese momento, rápida como el rayo y desapareciendo con la misma celeridad, una silueta informe sale de tu campo de visión, y con ella se va un trozo de un edificio cercano. Cuando te vuelves para preguntar a tu presa por lo ocurrido, todos han huido hacia el este. Te acercas poco a poco y examinas la pared parcialmente eliminada, que está cubierta de una sustancia ectoplásmica parecida al negativo de una foto sin revelar.