Una adolescente aparece entre un resplandor. Reconoces los ojos de avellana de Takada y su fino pelo liso. Tiene las mejillas manchadas por las lágrimas y la lluvia. Se despide con el brazo del viejo y endeble aeroplano que despega. No reconoces el diseño, y esto debió de haberse producido hace más de una década.
.No te preocupes, chica -El hombre que está junto a ella la agarra del hombro en gesto de ánimo-. Volverá pronto -la consuela con tono compasivo en la voz- Ya lo verás.